Mantén el jabón alejado del agua: Evita que se humedezca constantemente. El agua puede acelerar su desgaste.
Deja que el jabón se seque al aire: Después de usarlo, colócalo en una jabonera con drenaje para que se seque completamente entre usos.
Guarda los trozos más pequeños en una bolsita: Así podrás aprovechar cada pedacito de jabón sin desperdiciar nada.
Utiliza una esponja o toallita en lugar de las manos: Esto ayuda a que el jabón no se desgaste rápidamente.
Dúchate con agua tibia: El agua caliente puede disolver el jabón más rápido.
Vigila la dureza del agua: Si vives en una zona con agua dura, el jabón podría gastarse más rápido. Considera usar un filtro de agua.
Recuerda conservar tus jabones en un lugar fresco, seco y oscuro para evitar la exposición a la luz solar y las fluctuaciones de temperatura. ¡Disfruta de tus jabones artesanales!
Muchos besos,
Katy
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